Miro a la luna y me pregunto…



Dónde estarás? Es que no te he encontrado y sinceramente ya me estoy cansando de buscarte. Solo he encontrado en tu búsqueda: egoísmo, lágrimas, heridas y a la final de todo. Soledad.

¿Existirá eso del Alma Gemela, de la media naranja? ¿Y qué tienen que ver las naranjas en esto? ¿Existirá alguien que me comprenda, que me ame, o como dicen los más jóvenes, que me complemente? Espero que sí, quiero creer que sí. Pero, con tantas heridas, no creo que mi corazón acepte a alguien más en el.

He encontrado el placer físico, no lo voy a negar, mi cuerpo y mis recuerdos están llenos de él, pero también de dolor. Cada vez que confundía el placer con la felicidad o el amor salía perdiendo. Tengo la esperanza que, cuando te encuentre, todo se ira. El dolor, la pena, la soledad. Todo. Se ira y al fin encontrare la felicidad y la paz.

¿Serás la chica del sombrero, sentada a dos bancas de distancia? ¿Tal vez la mujer que sostiene al bebe mientras llora? ¿Quizás el chico que lee bajo la luz de la farola? No sé, y no tengo la valentía de averiguarlo. Las heridas frescas y cicatrizadas me frenan, además, creo que ya es hora de que seas tú quien me busque ¿Quién sabe? Tal vez seas mejor que yo.

Me levanto y emprendo camino a casa. Como todos los días, esperando que mañana te encuentre o me encuentres.

La lágrima que lava mi mejilla espera lo mismo.